La temporada padeliana llegó ayer a su fin con un digno final. Se enfrentaban por la supremacía padeliana la Pareja Espartana contra el GFI Team, en un partido que desempataría su marcador personal y que determinaría quién iba a ser la Pareja del Año.
Antes de seguir con la crónica hay que poner al lector en antecedentes. La semana pasada, la Pareja Espartana sufrió una derrota dolorosa y humillante que les dejó marcados. Perdieron un partido que ganaban por 2 sets a cero, y con 4-0 en el quinto set. Lo lógico es que hubiera habido una crónica, pero las reglas son claras y sólo los vencedores escriben. Como nadie del GFI se molestó en contar nada, bien por vagancia, bien por analfabetismo (yo me inclino por lo segundo), la única referencia que se encontrará a aquel infausto partido se encuentra en estas líneas. El caso es que los espartanos estaban muy dolidos y en algunos instantes del partido de ayer tuvieron en mente aquella trágica tarde del 26 de julio. Pero no adelantemos acontecimientos y contemos de manera pausada y ordenada lo acontecido ayer, 2 de agosto, en la pista 3 del C.T. Coslada.
Si tuviese que hacer un breve resumen del partido la cosa sería así: los espartanos lograron mantener siempre al menos un break de ventaja en cada set y se llevaron la mayoría de los deuce disputados. Pero la de hoy tiene que ser una crónica especial, así que seremos algo menos escuetos.
El primer set fue el que definió la tónica del partido. La Pareja Espartana se encontraba muy mentalizada para ganar el partido y se decidió a llevar la iniciativa desde el primer punto. Los primeros juegos dejaron ver interesantes peloteos y donde cada jugador mostraba sus mejores bazas: Jesús, el saque y el globo de contrapared; Miki, la derecha liftada y el revés; Álvaro, su drive cortado, y Javi con sus voleas profundas. Los espartanos (AU) lograron un break rápido y se pusieron con 3-1, y luego con 4-2. Saque de Miki, el set ya parecía encarrilado, pero el equipo GFI no quería darse por vencido: los precedentes del partido anterior jugaban a su favor. Con todo, lograron la ruptura de saque y se pusieron 4-3 con saque para Javi. ¿Volvían los fantasmas a Esparta? Ni mucho menos: tras un largo deuce, la Pareja Espartana puso el 5-3, con saque a favor para Jesús. Pero en las buenas historias siempre hay emoción hasta el final y ésta no podía ser menos: 0-40 de primeras. No obstante, Jesús tenía el día con el saque, y con tres buenos servicios logró igualar el juego para luego llevárselo y poner el 1-0 en el marcador.
El segundo set fue más de lo mismo aunque con ligeras variaciones. Álvaro y Javi recurrieron a la táctica de la semana pasada que tan buen resultado les dio: bolas a Miki. Está mal que yo lo diga, pero es que fue así, ayer y el jueves pasado, que cada uno saque sus conclusiones. El único problema para los de GFI era que ayer Miki, si bien no estaba pletórico, al menos mantuvo la regularidad y la cabeza fría para aguantar el peloteo. Al otro lado de la red, Álvaro empezaba a mostrar signos de encabronamiento. Cuando esto sucede, aumenta la cantidad de puntos que se juega con golpes rápidos y violentos (a hostiazo limpio, para entendernos). Cuando esos golpes entran son prácticamente definitivos, pero el 90% de los veces no mete casi ni una, como ayer sin ir más lejos. Con este panorama, Javi sujetaba a la pareja GFI y ejercía de psicólogo pero no era suficiente: Jesús se mostraba muy sólido con su saque y sus restos de la casa, y Miki se adentraba con éxito en el maravilloso mundo del globo padeliano. Sin mucha más historia, 6-3 y todos a beber agua que hacía mucho calor.
Que nadie me malinterprete cuando hablo de set "sin mucha historia". Los puntos que se veían eran de nivel: globos, mates devueltos, dejadas imposibles y mucho movimiento en la pista. Pero por suerte o por desgracia, nos vamos acostumbrando a este nivel de juego y ya nos parecen normales golpes que hasta hace nada veíamos en la tele o YouTube con la boca abierta. Al final va a resultar que aprendemos y todo.
Al comienzo del tercer set una desagradable sensación se apoderó de la Pareja Espartana. Tenían que luchar frente al recuerdo del anterior enfrentamiento, donde desaprovecharon miserablemente dos sets de ventaja. Y algo debió notarse, pues el comienzo fue más igualado que en las dos mangas anteriores. Aun así, los espartanos seguían aferrados a sus dos armas más efectivas: el globo y el saque de Jesús, y con eso iban tirando. Cuando llegó el momento crítico, el que decide el desarrollo de lo que queda de partido, el que levanta la moral al que va por detrás o termina de hundirlo, GFI no aprovechó su oportunidad, tal como había hecho siete días antes. Probablemente parte de la culpa la tenga Miki, que decidió aliarse con una vieja, y a veces esquiva, amiga: la red. Dos golpes coñeros pusieron en ventaja a la Pareja Espartana y derrumbó el cuidado castillo de naipes en el que Álvaro y Javi habían depositado sus esperanzas de remontada. A partir de ese momento, el encabronamiento de Álvaro alcanzó el nivel Hulk con nulo rendimiento padeliano. Javi ya no sabía dónde meterse, y mientras tanto Miki y Jesús acumulando puntos ganadores para las estadísticas. 6-2 y tres cero en el marcador global, con una "ligera" sensación de humillación en el equipo GFI.
Con cuarenta y cinco minutos todavía por delante había tiempo para que Álvaro y Javi maquillaran el resultado. A efectos prácticos servía de poco, pero su resquebrajada moral lo necesitaba. Los dos sets que se jugaron fueron algo diferentes de los tres anteriores: la tensión competitiva se redujo, pero el pique aumentó hasta el infinito. Los espartanos hicieron una apuesta por el showtime, el tiki-taka, en definitiva, el pádel espectáculo. El equipo GFI buscaba reparar su orgullo herido.
Las premisas eran esas, pero a decir verdad es que fue más de lo mismo: un silencioso dominio espartano frente al quiero y no puedo de los otros dos. Para destacar algo, el larguísimo deuce del quinto set, al saque de Javi con 3-2 espartano en el marcador. Fácilmente se pudieron jugar casi quince desempates, con largos puntos, de esos en los que parece que se congela el tiempo, donde los golpes y las devoluciones son tan espectaculares que uno desea que el punto no termine nunca, donde la alegría por vencerlos es una inyección de adrenalina y la furia por perderlos duele tanto como el peor de los pelotazos.
Al final el juego cayó del lado espartano. Con 4-2 y el posterior saque de Jesús, el único jugador sin roturas en todo el partido, se logró el 5-2. Turno de Álvaro para prolongar la agonía o terminar el partido. Poco que hacer. Al primer humiliation point, la Pareja Espartana logró una antológica manita de sets que dejó muy dolidos al equipo GFI, que fue un digno rival pero que no supo definir en los momentos claves, dejando cancha a un rival mucho más regular.
Esta humilde crónica es la que cierra la temporada. Parece mentira que hace ya más de un año, en una calurosa tarde de julio, David y Jesús se aventuraran en un casi suicida partido individual de dos horas. Y así, poquito a poquito, semana a semana, con rajaos, bolas lidl, Sparrows, restos de la casa, sartengos, máquinas de pádel, gutis, cuñaos, makokis, lluvias y otras cosas que me dejo en el tintero, hemos ido adentrándonos en los intrincados secretos del pádel. Ahora este puñado de locos se toma un merecido descanso para afrontar con fuerza una nueva temporada, con nuevos retos, tal vez nuevos jugadores, o quién sabe si con torneos. El tiempo lo dirá. Mientras tanto, aprovechemos esta pausa padeliana para reparar y dar tregua a un cuerpo marcado por los pelotazos, la arena de la pista, el sol de la tarde y el hormigón de las paredes. Nos vemos en unas semanas para seguir disfrutando de este entretenidísimo y adictivo deporte, nunca suficientemente bien ponderado.
FICHA
La Pareja Espartana (Jesús (D) - Miki (I)) humilla a GFI Team (Álvaro (D) - Javi (I)) por 6-3/6-3/6-2/6-3/6-2.
C.T. Coslada, pista 3.
Dos espectadores indreros a eso de las 20h y casi a las 21h una rubia que animó el ambiente.
Mucho calor, afortunadamente el horario de verano mitigó sus efectos. Calculo que unos 33 grados o algo menos.