domingo, 20 de septiembre de 2009

Sin coñas no hay paraíso

Hay mucha gente que cree que el rendimiento de un deportista se puede medir e interpretar por sus estadísticas. En el tenis o en el pádel hay gran número de ellas: errores no forzados, aces, porcentaje de puntos ganados con el primer servicio, golpes ganadores, etcétera. Pero hay una estadística que nunca se nombra, oculta pero que siempre está ahí. Los más pedantes se refieren a ella como los intangibles del deporte, pero aquí, más prosaicos la denominamos simple y llanamente como coña. La coña es ese intangible que decide partidos igualados, que decanta puntos de manera inverosímil, que mina la moral del rival. La coña muchas veces es como una enfermedad contagiosa: con un jugador coñero en cancha pronto el compañero también pasa a serlo de manera natural. Es difícil cambiar la dinámica de la coña y a menudo enfrentarse a ella es como hacerlo contra el mismísimo destino. Puede que muchas de esas cosas se les pasaran por la cabeza a la pareja Álvaro-Javier (AlJa a falta de un nombre mejor) mientras jugaban el primer set contra la Pareja A.

Si se le pregunta a los habituales del padelaccio sobre el jugador coñero por excelencia muchos dirán que sin duda Jesús es el maestro del tema, pero ayer Alberto -tal vez influido por Jesús- dio un recital en el primer set que supuso un golpe durísimo contra el AlJa. En momentos críticos de la primera manga salieron de su pala golpes increíbles que hacían maldecir a sus rivales. Obviaremos esas bolas caprichosas con la cinta de la red por ser habituales y sencillas para el coñero medio y nos centraremos en el golpe del partido. Globo profundo y de bote alto de Javier, Alberto golpea contra pared de manera que la bola sale floja pero muy alta, altísima. Durante los minutos (tal vez fuesen horas) que esa bola sobrevoló la pista surgía la incertidumbre de si entraría o no en la cancha rival. Y vaya si lo hizo: pegada casi por igual a la red y a la valla, donde Javier esperaba el bote para golpear con saña, aunque ya de por sí sorprendido por ver entrar a esa pelota. Lo mejor vino cuando, ante la sorpresa de todos, la bola botó tanto que terminó pasando por encima de la valla. Risas e incredulidad en un lado, insultos y maldiciones en el otro.

Aparte de las coñas, la primera manga estuvo marcada sin ninguna duda por un par de adolescentes cachondas que jugaban al tenis en la pista de al lado y que soltaban al golpear unos grititos bastante subidos de tono ante los cuales era imposible concentrarse en cualquier otra actividad. El nivel de pádel de este set fue aceptable dado el estado de calentura del personal. Para desánimo de todos, las cachondas se marcharon poco antes de terminar el parcial y seguramente el AlJa acusó más el bajón, perdiendo un saque definitivo y la manga por 6-4.

El segundo set se caracterizó por la igualdad, tal y como atestigua el marcador (8-6). Aunque el AlJa llevaba la iniciativa, la Pareja A aguantaba el tipo. Eso no fue obstáculo para que Alberto nos deleitara con algunas de sus cagadas slow motion. Es complicado de explicar para el que no lo ha visto. Digamos que Alberto ejecuta el golpe de manera normal pero en un momento es como si el tiempo se detuviese, sus movimientos se ralentizan, marca los tiempos de manera perfecta, suena la banda sonora de Carros de fuego y en el aire se respira esa sensación de estar viendo una lección magistral de pádel. El problema es que el resto del mundo a su alrededor (bola, rivales, etcétera) no se detienen y entonces el golpe perfecto a cámara lenta se convierte en una perfecta cagada a cámara lenta.
En este set Javier se hinchó a hacer violentos remates en la red, varios de los cuales alcanzaron de lleno a Jesús. Particularmente doloroso fue un mate que lo primero que hizo fue impactar contra el riñón derecho de Jesús, que lanzó un aullido y se llevó de recuerdo un marca roja del tamaño de un melocotón. Menos mal que el partido era amistoso y el pádel es un deporte de caballeros, porque si no cualquiera pensaría que hay ensañamiento.

Los dos sets restantes no tuvieron mucha historia. Alberto acusó el alcohol ingerido la noche anterior y ante la perspectiva de tener un compañero resacoso Jesús se echó la pareja a la espalda. Ayudó bastante el hecho de que sus rivales empezaran a fallar como escopetas de feria y el nivel de juego bajara alarmantemente respecto a los dos sets anteriores. La Pareja A se llevó sin esfuerzo los sets y el partido con unos parciales de 6-3 y 6-2.

Luego se cambiaron las parejas, Álvaro se puso con Jesús y Alberto con Javier, y jugaron un set pachanga, donde los primeros barrieron a los segundos, más preocupados por el espectáculo cómico de Alberto con el que siempre deleita a los jugadores cuando el partido ha perdido toda la intensidad. Álvaro no tuvo piedad ante los payasos de la moqueta y les inflingió un doloroso 6-1.

Pese a todo no fue un mal partido. El balance es que aumenta el nivel de juego cuando hay intensidad y que Jesús termina el fin de semana con un ojo a la virulé y un riñón bien masajeadito. Y luego dicen que el pádel es suave.

FICHA

La Pareja A (Jesús(D) - Alberto(I)) vence a NoHayCoñas (Álvaro(D) - Javier(I)) por 6-4/6-8/6-3/6-2

C.T. Coslada, pista 2

Tarde agradable, con algo de sol e intervalos nubosos. Unos 22 grados.

Cachondas gritonas jugando al tenis en la pista de al lado.

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