Esta crónica es bastante inusual ya que no la escriben los vencedores, sino los vencidos (y heridos). No obstante su lectura aclarará los detalles sobre este raro hecho.
El partido de ayer suponía el regreso por todo lo alto de Javier Lloronso tras una larga temporada de inactividad provocada por los exámenes. Lo que se presuponía una fiesta del pádel acabó de una manera inesperada.
De entrada se le había preparado un partido aparentemente sencillo: su pareja con Miki Rajao siempre había dado buenos resultados y se enfrentaban a la pareja Alberto-Jesús que últimamente no había mostrado todo su potencial. Pero había algo con lo que la pareja proto-espartana no había contado: la lluvia.
Desde el principio del encuentro empezó a caer una tímida llovizna. Jesús decía que no era nada, que son cuatro gotas. Pero los proto-espartanos pasaron a ser la pareja gatuna, jugando con más miedo al agua que al rival. Y así les fue... o casi.
Alberto llegó tarde pero acompañado de Maite. ¡Por fin público en un partido! La pobre tuvo que aguantar la lluvia y el juego mediocre de los gatuno-espartanos pero al menos iba equipada con un paraguas. Alberto, tal vez con miedo a que se desvelaran ante ella sus mentiras (porque va presumiendo por ahí de ser triple campeón del Maratón Padelaccio, pero luego hay que verlo ¿jugar? el resto de días), se puso el traje de padelista de las mejores galas, el de campeón, y jugó como nunca. Jesús se mostró implacable, agresivo, resolutivo, rápido, ágil, anticipándose al juego, ¡sin exagerar! Sus rivales podrán echarle la culpa al frío o a la lluvia pero es que no llovía: era el cielo que lloraba de emoción al ver jugar a una pareja un pádel de tan alto nivel, a lo campeón.
El resultado de este parcial fue de 6-2 en veinte míseros minutos. Si los gatunos hicieron dos juegos fue porque la Pareja A, mostró la compasión de los campeones y les dejó que no se fueran con el marcador en blanco.
Apenas comenzado el segundo set sobrevino el acontecimiento imprevisto que obligó a la suspensión y victoria por abandono de los proto-espartanos. Pero mejor que este humilde cronista, que sea Jesús, en un acto de desdoblamiento de personalidad, el que lo narre desde su perspectiva:
El partido de ayer suponía el regreso por todo lo alto de Javier Lloronso tras una larga temporada de inactividad provocada por los exámenes. Lo que se presuponía una fiesta del pádel acabó de una manera inesperada.
De entrada se le había preparado un partido aparentemente sencillo: su pareja con Miki Rajao siempre había dado buenos resultados y se enfrentaban a la pareja Alberto-Jesús que últimamente no había mostrado todo su potencial. Pero había algo con lo que la pareja proto-espartana no había contado: la lluvia.
Desde el principio del encuentro empezó a caer una tímida llovizna. Jesús decía que no era nada, que son cuatro gotas. Pero los proto-espartanos pasaron a ser la pareja gatuna, jugando con más miedo al agua que al rival. Y así les fue... o casi.
Alberto llegó tarde pero acompañado de Maite. ¡Por fin público en un partido! La pobre tuvo que aguantar la lluvia y el juego mediocre de los gatuno-espartanos pero al menos iba equipada con un paraguas. Alberto, tal vez con miedo a que se desvelaran ante ella sus mentiras (porque va presumiendo por ahí de ser triple campeón del Maratón Padelaccio, pero luego hay que verlo ¿jugar? el resto de días), se puso el traje de padelista de las mejores galas, el de campeón, y jugó como nunca. Jesús se mostró implacable, agresivo, resolutivo, rápido, ágil, anticipándose al juego, ¡sin exagerar! Sus rivales podrán echarle la culpa al frío o a la lluvia pero es que no llovía: era el cielo que lloraba de emoción al ver jugar a una pareja un pádel de tan alto nivel, a lo campeón.
El resultado de este parcial fue de 6-2 en veinte míseros minutos. Si los gatunos hicieron dos juegos fue porque la Pareja A, mostró la compasión de los campeones y les dejó que no se fueran con el marcador en blanco.
Apenas comenzado el segundo set sobrevino el acontecimiento imprevisto que obligó a la suspensión y victoria por abandono de los proto-espartanos. Pero mejor que este humilde cronista, que sea Jesús, en un acto de desdoblamiento de personalidad, el que lo narre desde su perspectiva:
"Ya llevaba lloviendo desde el principio y la pista está resbaladiza. Javier lanza una bola profunda y dejo que salga de pared para golpear un revés cortado. Se trata de un golpe que ejecuto con bastante velocidad en el giro y necesito de mucho apoyo en el tren inferior. Dado el estado de la moqueta, resbalo cayendo sobre mi brazo derecho, con tan mala fortuna que mi cabeza, y más concretamente mi ojo derecho, golpea con violencia contra el marco de mi pala que estaba apoyado sobre el suelo. Resultado: el cristal de las gafas hecho añicos, un ojo muy rojo y sangre alrededor, nariz hinchada y sangrando."Ante esta perspectiva nuestros padelistas tuvieron que dar por finiquitado el encuentro. A día de hoy Jesús se recupera satisfactoriamente, ya tiene sus gafas arregladas y pide revancha lo más pronto posible.
FICHA
La Proto-Pareja Espartana (Javier(D) - Miki(I)) vence a La Pareja A (Jesús(D) - Alberto(I)) por 2-6 y abandono cuando iban 0-0 en el segundo set.
Lluvia (por si no había quedado claro) y algo de fresquete, unos 20 grados.
Una espectadora que siguió con muchísima atención el desarrollo del partido y a la que Alberto le dedicaba sus puntos.
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