sábado, 21 de febrero de 2009

Revancha consumada

Cualquiera que entre por aquí podría pensar que aquí sólo escribe las crónicas una única persona, ¿no? No. La regla establece que sólo los vencedores escriben las crónicas. ¿Implica eso que siempre ganan los mismos? Tampoco. Lo que pasa es que a veces ganan los vagos y analfabetos y no se atreven a escribir una triste crónica glosando sus victorias.
¿A qué viene esto? Pues a que esta semana se producía el tercer enfrentamiento consecutivo entre los Martínez y el F1 Team. Un momento, ¿tercero? Pero si ésta es la segunda crónica. Bueno, no debería hacerlo pero lo haré: la semana pasada el F1 Team ganó en cuatro sets y por tanto esta semana era el partido definitivo, el que decidiría de una vez por todas y para siempre quién tiene la supremacía entre estas dos parejas. Bueno, no es gran cosa, pero al menos da para insultar y reírse de los perdedores un rato (no, eso del fair play no va con nosotros).

El partido venía precedido de grandes cantidades de pique. A priori, con la moral de la última victoria, el F1 Team partía como favorito, confiados en su Aerogel y su Puma, con el Rugido del Puma dispuesto a castigar a los padelistas de medio pelo. En el otro lado, una pareja que venía de jugar nefastos partidos y con demasiadas dudas a cuestas.

El primer set sirvió para hacer saltar por los aires los pronósticos. Carmelo, muy acertado, y unos desconcertados rivales equilibraban la balanza. Los Martínez llevaban el peso del juego, dominando en la red y en el fondo. A la espera de dar el zarpazo a esos pumas, gatitos por momentos, iban sumando puntos. Su oportunidad llegó más tarde de lo previsto, con 5-5 lograron el break que les permitía sumar el primer set y la ventaja moral.

Confiados en sus posibilidades de arrasar, los Martínez comenzaron el segundo set. Pero algo cambió: Jesús empezó a fallar, a veces de manera inverosímil; Carmelo, con magníficos saques en el primer set, empezó a servir de manera facilona. Los rivales, en cuanto vieron la puerta abierta, entraron de lleno y sin miramientos. El 6-3 lo dice todo: superioridad absoluta del F1 Team. El Aerogel empezaba a surgir efecto y tras el débil ronroneo del puma se adivinaba un fiero rugido.

El tercer set parecía más de lo mismo. Aquí comenzó una nueva edición de "El show de Alberto". Primero una exhibición de sus clásicos passings de revés paralelos, de los que Jesús fue una víctima casi sin respuesta; después las voleas inverosímiles y finalmente los drives cruzados que minaban la moral del contrario. Todo eran risas y chanzas en el lado del F1, mientras los Martínez asistían atónitos a lo que se adivinaba como un principio de paliza padelera en toda regla. Por si esto fuera poco, lo que dejaba Alberto era rematado vorazmente por Javier en la red. Con 5-2 y saque tenían el set a huevo.
Los Martínez se encomedaron entonces a la fe, la lucha: si el pádel no nos funciona, habrá que tirarse al barro, con el cuchillo entre los dientes. Que no se dijese que habían dejado escapar la victoria. Y misteriosamente, por estos insondables que tiene el pádel, empezó a remontarse. Se aprovecharon del exceso de confianza de sus rivales, con risas en el fondo de la pista. Les cedieron una clara invasión de Carmelo, como el que le da unas migajas de pan a las palomas, y por poco les sale caro: los Martínez remontaron hasta el 5-4 y estuvieron a un punto de empatar el set. No obstante, incluso para luchar hace falta algo de acierto, y fallaron en el momento clave, dejando el partido en franquicia para el F1.

Creo en las remontadas. 10 puntos no son tantos.

Carmelo estaba bastante inspirado, pero le faltaba agresividad. Jesús, desconocido hasta ese momento, decidió que si los golpes no le acompañaban tendría que correr. Y vaya si lo hizo. Pocos padelistas golpean como él en carrera utilizando la pared como amortiguador. Probablemente pocos estén tan locos como para jugarse la salud de esta manera. Así, a base de golpes y carreras, empezaron a comer terreno a los Pumas, cuyo rugido era cada vez menos audible. Con un break inicial, 3-0 en el marcador, los Martínez encarrilaban el set, no sin sufrimiento, ya que sacar sus saques era un auténtico suplicio en el carrusel de los deuces. Sus rivales empezaban a mostrar síntomas de debilidad, tal vez por el temor de ver cómo tus rivales empiezan a creer y a crecer poco a poco en la pista: Javier cedía de manera inusual ante el robabolismo de su compañero, y Alberto empezaba a fallar golpes incomprensibles en la red. Tras pasar Jesús los 100.000 kilómetros en carrera, se adjudicaban el set y empataban un partido.

Lo bonito sería decir ahora que el quinto set estuvo repleto de emoción y alternancia en el marcador. Pero no. Se pareció demasiado al cuarto set, tanto que repitió tanteo. Pero ahora la diferencia fue que los Pumas se apagaron definitivamente y los Martínez jugaron pádel de gran nivel, dominando a su antojo a unos rivales que extrañamente tiraron la toalla.

El marcador definitivo en esta tanda de partidos es 2-1. La victoria del F1 fue casi incontestable mientras que las de los Martínez vinieron de sendas remontadas con partidos prácticamente perdidos sobre el papel. ¿Qué nos dice esto? Nada en absoluto. Como se podría decir: pádel es pádel.

FICHA

Los Martínez (Jesús (D) - Carmelo (I)) vencen a F1 Pumas Team (Javier (D) - Alberto (I)) por 7-5/3-6/4-6/6-2/6-2.

C.T. Coslada, pista 2.

Tarde menos agradable de lo que decían las previsiones. Doce grados y nublado. Viento que traía a ratos olores de basura y fritanga.

Man of the match: Carmelo, sin apenas errores.

Me consta que el F1 Puma Team tuvo tiempo durante el segundo y tercer set para pensar en definiciones para el diccionario. Que las ponga en los comentarios.

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