lunes, 1 de septiembre de 2008

A grandes males, grandes remedios

Día extraño para jugar al pádel. Domingo soleado, caluroso pero no agobiante. 31 de agosto, el antipático mes de septiembre asoma en el horizonte, vuelve la rutina, el pseudosíndrome post-vacacional, la Operación Retorno y todos los tópicos de estas fechas. A esto añadimos que el partido se disputó por la mañana, con pocas horas de sueño y el desayuno en la boca del estómago.

Con estos ingredientes era difícil cocinar un buen partido de pádel. Aun así se trataba de un "clásico" duelo familiar Martínez-Yagüe y los cuatro padelistas intentaron darlo todo. Sin embargo, por un motivo o por otro el partido no fue muy lucido: igualdad hubo, eso sí, pero se jugó a un nivel dos escalones por debajo de lo que estos jugadores nos tienen acostumbrados.

El primer set fue relativamente sencillo para los Martínez, que rompieron el saque de sus rivales prácticamente siempre que les hacía falta, bien para afianzarse en el marcador, bien para compensar un break de sus rivales.

En el segundo set se combinaron la típica reacción del que va atrás en el marcador con el típico empanamiento del que ha ganado el primer set. Miki se decidió a pasar al "ataque" a su manera: padelaccio por doquier, aprovechando la falta de confianza de Jesús con su remate. En medio del festival del error no forzado, los Yagüe fueron más consistentes con su saque y se adjudicaron la manga.

Al comienzo del tercero comenzó a vislumbrarse el comienzo de lo que podía ser un gran partido. La tasa de errores no forzados se redujo por ambos bandos, Miki pasó al modo robabolas absoluto y Jesús parecía decidido a soltar el brazo, arriesgando la salud de su codo (la de su pala ya la había arriesgado en un "leve" contacto con la valla). Desgraciadamente para el espectáculo, fue el codo de Pedro el que dijo basta, dejando el partido cojo de uno de sus pilares fundamentales a falta de poco más de media hora.

Con la perspectiva de suspensión y terracita en el horizonte, el enfermo de Miki encontró un sustituto que pululaba por allí: ¿Gonzalo?, jugador entusiasta, sin mal toque, aunque poco ortodoxo. Si tuviéramos que compararlo con un jugador conocido, sería Álvaro el que más pudiera asemejarse a su estilo.
La nueva pareja se compenetró rápidamente (el chico comprendió rápido su rol de cedebolas) y se adjudicó con sencillez el set frente a una pareja que tenía la palabra "terracita" grabada a fuego en su mente.

El segundo set llevaba el mismo camino y Miki no daba tregua. A la vista de que sus contrincantes no se iban a ir sin acabar el tiempo de juego, los Martínez decidieron que ya era suficiente y se emplearon a fondo. El festival del error no forzado se transformó en el festival del golpe imposible: Carmelo buscó los huecos más allá de donde llegaba la pala contraria y Jesús se tiraba pelotazos y restos de la casa que acojonaban a cualquiera. Primero llegó la remontada, el empate y un tie-break casi anecdótico que dejó el partido empatado. Era hora de las felicitaciones, la despedida y la terracita.

Las lesiones y otras circunstancias dejan unas negativas perspectivas de pádel para el inminente comienzo de la temporada otoñal. Ya veremos qué termina pasando. Seguiremos informando.

FICHA

Martínez (Jesús(D)-Carmelo(I)) vs Yagüe (Pedro(D)-Miki(I)), 6-4/5-7/2-2 (suspendido por lesión de Pedro)
Martínez (Jesús(D)-Carmelo(I)) vs Pareja Improvisada (Gonzalo(D)-Miki(I)), 3-6/7-6(5)

C.T. Coslada, pista 1.

Mañana calurosa, alto índice ultravioleta.

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