jueves, 17 de julio de 2008

Algo pasa con Álvaro

Partido de reencuentros el disputado ayer en Coslada. El Rucopama volvía a jugar tras más de un mes de inactividad. Su último partido fue precisamente el que les dio la victoria en el II Maratón frente a los Martínez Bros. No obstante, el partido esta vez iba a ser diferente, ya que enfrente tenían a un rival mucho más conjuntado (en todos los aspectos): los Martínez-Artengo Bros.

Obviaremos en esta crónica toda la terminología del Pádel Kung Fu, en deferencia hacia Álvaro, que todavía no ha visto la película y que sin duda Miki le recomienda encarecidamente.

Los dos primeros sets tienen poca historia. Álvaro notó que llevaba tiempo sin jugar y se le juntó todo: calor, cansancio y un molesto dolor en el codo. Aun así siguió en la pista como el gladiador del pádel que es. Así pues la superioridad de los Martínez Bros fue notoria. Y si hay que destacar a un jugador, no podemos olvidar a Jesús, que jugó dos sets memorables, en estado de gracia, acercándose al deseado Padelista del Dragón. Y cuando sus certeros golpes no eran todo lo certeros que cabía esperar, aparecía su fiel aliado, la coña extrema, que, en cantidades malsanas, minaba la moral de los rivales con jugadas inverosímiles. En esta situación poco tenía que hacer el conjuntado Javier salvo fallar el 50% de sus saques de revés. Sólo dos peros se pueden poner al juego de Jesús: su lamentable porcentaje de saques (5 dobles faltas) y su descarado robabolismo, incorregible ya a estas alturas de la vida. ¿Existirán clínicas de desintoxicación de robabolas?. Interesante reflexión para una mañana de viernes.

En el tercer set los Martínez Bros bajaron un poco el ritmo, tal vez confiados por la superioridad mostrada, tal vez porque el sufrimiento que estaban infligiendo a sus rivales se podía considerar como maltrato animal. Grave error. El Rucopama es como las moscas cojoneras veraniegas: dales la más mínima oportunidad de entrar en tu casa y en poco tiempo estarás infestado de moscas como si vivieses en el más hediondo de los vertederos. Y así fue: el partido se convirtió en un festival del Padelaccio, donde la bola se encontró por encima de 3 metros durante el 70% del tiempo (estadísticas ficticias proporcionadas por The Stats House). No sé qué tendrá el Padelaccio que desactiva por completo a los conjuntados Martínez Bros, o tal vez sea que se contagian e intentan jugar a Padelaccio con los maestros, los números 1, los inventores del mismo. Y todavía el alumno no ha superado al maestro.

Los dos sets siguientes cayeron irremediablemente del lado del Rucopama. Su superioridad no fue insultante, pero mientras el punto se alargara a base de globos (golpe tan válido como cualquier otro), la ventaja y la iniciativa siempre caían del lado de los mismos. De vez en cuando, los conjuntados Martínez Bros sacaban un poco de raza y remontaban un par de juegos o ganaban con suficiencia su saque. Nada, puro espejismo, otra de las trampas del Padelaccio: dar falsas esperanzas al rival.
De estos dos sets destacaremos unas cuantas cosas. Primero a Miki, que ya parece que se ha recuperado de una de sus infinitas lesiones complejas (reales e imaginarias), y se atrevió a smashar (toma palabro). Su problema es que sus smashes parecían más bien smacks (de Kellogs). En el lado contrario está Javier, que se reveló contra su destino de cedebolas y se atrevió a robar bolas a su hermano, (e incluso atreverse con la coña extrema, con mates a la red que terminan entrando milagrosamente) llevando de este modo la iniciativa en el juego. El resultado (será de lo poco objetivo que se pueda leer en esta crónica): Jesús Robabolas 2 sets - Javier Robabolas 0 sets.

Soy un loser, un cedebolas

Reservo un espacio para "El Incidente" (nada que ver con la peli de igual nombre) que da nombre a la crónica y que implicó a Álvaro y Jesús y que procedo a relatar: golpe gayer de Miki que bota alto junto a la red, toda la pista para Jesús para que gane el punto de la manera que mejor le parezca. Decide sacudirle un leñazo supuestamente cortado para decidir el punto con tan mala suerte que la bola sale disparada hacia el quinto pino a velocidad Mach 3. Afortunadamente para él (pero no para Álvaro), ese pedazo pepino impacta violentamente en el brazo de Álvaro ante el descojone general, como si el pelotazo no hubiese dolido. Todo esto no sería más que una anécdota si no fuese porque en una jugada similar, un mate de Jesús buscó misteriosamente a Álvaro. Aunque Álvaro aceptó las disculpas de Jesús, su compañero Miki, en un gesto habitual de fair play de nuestros partidos, se puso como objetivo personal arrearle un buen pelotazo a Jesús. De este modo, cada subida a la red de Jesús se convertía en el Desembarco de Normandía, ante la virulencia del fuego enemigo. Aun así, Jesús, como un MC Hammer cualquiera, cantaba lo de "U can't touch this" y a base de reflejos y maestría devolvía todo, hasta un cariñoso golpe de Miki que iba a Mach 4 directo a su cara.


"Miki, no puedes tocarme. Soy más rápido. Muahahahaha"

El quinto y definitivo set auguraba una lucha titánica, pero el Rucopama se hundió poco a poco. Volvió en parte el juego de los conjuntados Martínez de los dos primeros sets y lograron la ventaja necesaria para llevarse con sufiencia el set y el partido. Poco que contar aquí salvo que Javier empezó a meter saques. Se ve que el chico necesita hora y media de juego para lograr precisión. El Rucopama terminó jugando a la desesperada (desesperada != Padelaccio) y eso fue su perdición.

Sin duda fue un partido interesante, con momentos intensos, risas, mucha coña (esa de Miki botando y volviendo a su pista junto a la valla), pocos gritos, vecinos de pista un poco idiotas y algo de calor. A ver si es posible jugar una revancha un día de estos.

Y el martes el reencuentro de la Pareja Espartana, con sus dos componentes jugando a un nivel bastante alto.

FICHA

Martínez Bros (Jesús (D) - Javier (I)) vence a Rucopama (Álvaro (D) - Miki (I)) por 6-2/6-4/4-6/3-6/6-2

C.T. Coslada, pista 3

Tarde calurosa pero agradable, con un sol que iba y venía. Probablemente unas condiciones casi óptimas para jugar.

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