viernes, 2 de noviembre de 2007

Sol y sombra


Tras una temporada de partidos (dos derrotas y dos empates, discutidos y discutibles), ausencias, retrasos, partidos improvisados no narrados, y excusas diversas, este cronista vuelve triunfador (no podía ser de otra manera) a escribir para sus cientos de miles de fans (por exagerar que no quede). Podría excusarme por esta larga inactividad croniquera, pero no lo voy a hacer, así que no me queda otro remedio que centrarme en lo sucedido hoy en la pista central (sí, la 1) del C.T. Coslada. Abróchense los cinturones que allá vamos.

Los partidos matutinos son diferentes. Se puede jugar medio resacoso, con la marca de la almohada todavía en la cara o con el desayuno a medio digerir. Sin duda no son las condiciones ideales para pegar palazos, pero el pique sigue ahí. A esto hay que añadir una curiosa característica de la disposición de las pistas: un lado de la cancha está soleado y el otro se sume en la prenumbra. El lado soleado resulta agradable para jugar: el cada vez más mortecino sol otoñal permite desperezarse con calma para luego ir entrando poco a poco en calor (aprovechado por humanos y mosquitos XXL). En el otro extremo, el frío de noviembre castiga duramente a los padelistas menos aguerridos (en este lado de la pista no se atreven ni a volar los mosquitos). Ahora bien, el lado soleado sufre también el castigo del astro rey, ya que al alzar la vista para devolver una bola, el jugador sufre el deslumbramiento solar, con el consiguiente aturdimiento. Este hecho es aprovechado por los jugadores de sombra, que insisten en bolas altas y globos para desvirtuar el juego: es el llamado padelaccio, juego ruin donde lo haya, donde se explota el defecto ajeno más que las ventajas propias.
Así es como transcurren los partidos matutinos: sol contra sombra, frío contra calor, padelaccio contra tiki-taka, etc.

Esta mañana se enfrentaron dos estilos opuestos de juego: el padelaccio de los Cuñados Romanistas (Miki y Víctor), frente al pádel vistoso, de gran despliegue, de los Martínez Bros. (Jesús y Javier). Para hacer justicia, los más capellistas fueron Miki y Javier (no es raro, ya que habitualmente "juegan" juntos), mientras que los representantes del pádel-espectáculo fueron Víctor y Jesús.

Primer set (sol Martínez, sombra Romanistas). Desde el primer punto se vio la intención de los cuatro jugadores por no dar por perdida una bola. Jesús comenzó con su, probablemente, golpe más fiable, su saque: ajustado tanto el primero como el segundo, que logra varios aces por partido y suele dejarle segundas jugadas sencillas. Javier estuvo particularmente coñero pero sólido en los momentos claves. Víctor se ha consolidado definitivamente como jugador de pádel, con toda la mala leche en el juego que eso significa. Y Miki, bueno..., atravesando una etapa de autodescubrimiento padelero. ¿Qué coño es eso? Probablemente que necesite redefinir su estilo de juego en algunos aspectos.
Tras este innecesario resumen, decir que fue un set disputado donde los Martínez estuvieron más concentrados, siendo más dañinos en el resto, y logrando breaks rápidos. El partido se puso rápidamente 5-3 con saque para Jesús. Pese a la resistencia inicial de los Cuñados, los Martínez ganaron el primer set con relativa facilidad.

El segundo set comienza con la misma tónica que el primero. Los Martínez logran un 4-2 rápido. Todo parece encarrilado, y más si se tiene en cuenta que juegan a la sombra. Aquí empieza un extraño vuelco al partido difícil de explicar. Los Romanistas ponen toda la carne en el asador, mientras que Javier, viéndose casi ganador, empieza a fanfarronear más de la cuenta. Cada palabra suya implicaba un golpe fuera o una bola fácil para el contrario. Llegado a este punto, y viendo que el barco empezaba a hacer agua, Jesús se pone en modo robabolas, con las nefastas consecuencias habituales. Aun así, con 4-4, los Martínez tienen varias bolas de break al saque de Víctor, que los Romanistas salvan echando casta y tranquilidad en el juego, mientras que sus rivales muchas veces golpeaban la bola pensando antes en cómo celebrar el punto. Fue esta falta de concentración y resolución la que permitió a los Cuñados salvar el saque y romper con relativa facilidad el de Javier. 6-4 y todo empatado para el tercero.

El tercer set iba a ser el definitivo. Los otros dos fueron sets largos, con numerosos deuces, y el tiempo se echaba encima. Los jugadores lo sabían y es a partir de este momento donde se ve el mejor y el peor pádel del partido. Los Romanistas aprovechan a su favor el factor sol, mientras que Jesús logra cerrar (a medias) la enorme bocaza de su compañero, consiguiendo de este modo que se centre en el partido. Los Martínez se sabían superiores a sus rivales, ya que según ellos, habían perdido el set anterior por sus propios errores y no por la superioridad rival. Pero los Romanistas habían logrado una inyección de moral que les hacía creerse invencibles, y la ruptura del saque de Jesús como respuesta al break del saque de Miki les dio alas. Fueron los mejores momentos Romanistas, que ganaban la red con autoridad frente a los golpes timoratos que les llegaban. El partido, más por juego que por puntaje, estaba en sus manos, pero entonces les pudo su lado capellista: empezaron a abusar de los globos, y más viendo que los hermanos competían en ver quién era el mayor robabolas. Sobre este último hecho es destacable una jugada en el que Javier trata de golpear una bola alta hacia adelante sin tener la posición ganada, mientras Jesús busca un golpe profundo de contrapared. ¿Resultado? Jesús lo golpea todo, bola y pala del compañero, la pelota entra, pero la pala de Javier tiene una grieta que ríase usted de las de las obras del AVE en Barcelona.
El set entra en una dinámica de tremenda igualdad, los jugadores logran sus respectivos saques sudando sangre, remontando a menudo 0-40 y con interminables deuces. El cansancio hace mella en los jugadores, y aun así se sigue luchando: Víctor con paralelos rompedores, Miki con mortales aproximaciones a la red, Javier con coña y clase a partes iguales, y Jesús restando cruzado y muy profundo. La cosa llega al 6-6. Se decide seguir sin tiebreak: Miki confía en su saque. Pero Jesús confía más en su resto. Los Martínez se ponen 0-30 y comienzan los nervios romanistas. Apelando a la casta espartana (¿?), logran forzar un deuce. Parece la repetición del segundo set, con la diferencia de que esta vez no hay fisuras en el juego de los Martínez. Logran un break clave. Los Romanistas esperan el milagro, pero Jesús lo deja claro con su saque. 8-6 y partido resuelto, con sólo 10 minutos por delante.

El cuarto set fue una broma. Con un Miki destrozado, física y moralmente, y los Martínez ya jugando como el Madrid en Mestalla, los juegos fueron cayendo rápidamente sin apenas oposición a la espera de que llegara el final de las horas reservadas.

FICHA

Martínez Bros. (Jesús (D) - Javier (I)) vence a Cuñados Romanistas (Víctor (D) - Miki (I)) por 6-3/4-6/8-6/4-0.

C.T. Coslada, pista 1.

Ambiente bastante desangelado.

Soleado día otoñal. Agradable al sol (unos 16 grados), frescor a la sombra (fácilmente 8-9 grados).

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