sábado, 15 de septiembre de 2007

Pádel de viernes

Los grandes jugadores suelen protagonizar grandes partidos, pero a veces no es así. De vez en cuando, de improviso, un puñado de padelistas que aparecen por casualidad, que se juntan sin haber jugado previamente, producen un espectáculo deportivo de gran nivel.

Ayer las condiciones no parecían, a priori, las más adecuadas. Los compromisos, la desidia y la demanda habían retrasado el partido a un viernes. Este hecho, unido a las lesiones, había dado entrada a dos jugadores de última hora. Llegado ese momento, tocaba olvidarse y lo único que se podía hacer era jugar al pádel.

La Pareja Espartana tuvo que dividirse, aumentando el pique propio del partido. Por un lado teníamos a Jesús que formó una pareja inédita con Carmelo, su padre, jugador de calidad, con toque y, sobre todo, experiencia. En el otro lado, dos de los infinitos clientes que tiene el gimnasio Bujutsu (Bolivia 7, Coslada, toma publicidad): Alberto "El Moda" y Miki, que pasa allí más horas que en su casa.

El partido comienza con igualdad. Los cuatro jugadores ponen lo mejor de su repertorio de golpes. Cada pareja intenta hacerse fuerte en la red, mientras sus rivales tratan de sacarlos de ahí con globos y
passings. Los jugadores están fríos, sólo Jesús muestra intensidad y acierto en su juego (más que nada porque era su tercer partido de la semana). Llegado el 3-3, Carmelo saca los mejores saques de su repertorio para poner el 4-3. Toda la presión es para Alberto que cede su servicio en un disputadísimo juego tras un largo desempate. 5-3 y saque para Jesús, que solventa con relativa comodidad poniendo en ventaja a los Martínez.

Los bujutsitas se ponen serios en el segundo set, rompiendo el saque de Carmelo y subiendo un inquietante 2-0 al marcador. Los posteriores juegos, con sendas rupturas de servicio, dejan el set en un 3-1 con saque para Miki. A partir de este momento se ve el mejor pádel desde la vuelta de vacaciones. Los Martínez (Jesús al menos) saben manejar los partidos cuando van a remolque. Alberto empezaba a calentar la muñeca y nos deleitaba con golpes (y coñas) imposibles y de gan calidad. Miki sacaba al espartano (y al cabronazo) que lleva dentro, forzando la maquinaria. Carmelo tapaba las vías de agua de la nave Martínez mientras Jesús daba una de cal, con puntos de gran calidad, y otra de arena, con cagadas de principiante.
Poco a poco, padre e hijo erosionaban la muralla del Equipo Bujutsu, poniendo el 4-3 y empatando a 4. Saque para Miki, la tensión se palpa en el ambiente. Carmelo empieza a acusar "el peso de la experiencia" y ya no muestra la misma alegría al correr a por las bolas. El partido fluye con intensidad hasta el 5-5, momento en el cual los Bujutsu pierden su saque. 6-5 y saque para Jesús. ¿Todo encarrilado? Ni mucho menos. Recital de dobles faltas, cagadas en la red y mates para el olvido, junto con la solidez de los bujutsitas, fuerzan el
tie-break. El bajón moral de verse con el set ganado y el cansancio hacen mella en los Martínez, que no ofrecen mucha resistencia en el desempate. 7-2 y las tablas suben al electrónico (es una frase hecha, ya nos gustaría que hubiese marcador o al menos dos pistas más).

La situación parecía crítica para los Martínez, con un jugador irregular, otro visiblemente cansado y un rival cargado de moral. La solución: Jesús correría por los dos y se lo jugaría todo, por mucho que pudiera fallar (y eso que lo hizo). Lo bueno de arriesgar es que si los golpes son buenos, haces que el rival tenga golpes forzados. Esto y una misteriosa actitud de contagio en el rival, que empezó a arriesgar y fallar, devolvió la igualdad al partido. Los juegos se sucedían entre puntos memorables y fallos igualmente memorables, seguidos de gritos que hubieran acojonado al más valiente de los espartanos: 1-1, 2-2, 3-3 y 4-4. Las manchas de sudor en la camiseta de Jesús demostraba la cantidad de kilómetros que se había hecho (por exagerar que no quede), Alberto seguía a un nivel alto, Miki ya empezaba a rebozarse y a caerse en dos (o tres) tiempos, mientras Carmelo recuperaba un poco el tono físico.

Manchas de sudor en la camiseta de Jesús

Fue la ligera mejora física la que dio otro aire a los Martínez. Tras un interminable saque de Jesús con al menos diez desempates que ponía el 4-4, los Martínez, frente al saque de Miki, bastante fiable, lograron un notable break en blanco. Con esto, y un sencillo juego al saque de Carmelo, se llevaron el disputadísimo tercer set.

Aunque el resultado diga lo contrario, el cuarto resultó un set muy reñido, solo que esta vez casi todos los juegos caían del mismo lado. Carmelo alcanzó la regularidad en su juego y Jesús ya fallaba un poquito (aunque sólo un poquito) menos. Al otro lado de la red no encontraban alternativas y les costaban despegar a su rivales de la red cuando subían a volear. 6-2 y partido finiquitado.

Miki, visiblemente picado, quería seguir jugando. "El que gane éste, gana", pobre recurso buscando un poco de la gloria no conseguida. Pero de donde no hay no se puede sacar. Cuando llegaron las ocho de la tarde, tras dos horas de partido, la cosa se había quedado en un 4-3 para los Martínez y Miki lloraba por unas migajas de victoria, casi rogando por que le diesen el premio al Juego Limpio.

El sexto set se jugó en la Cafetería Jumar con tanto fair-play como en los cinco anteriores y con unos curiosos pinchos de tortilla muy sabrosos. Habrá que repetir.

La dinámica de juego, basada en ganar la red, creo que ya está asimilada. Ahora sólo nos falta aprender a volear, a hacer mates, a hacer globos, meter passings, la colocación y la táctica. Nada, cuatro flecos sin importancia. El viernes que viene, una nueva lección.

FICHA

Los Martínez (Jesús (D) - Carmelo (I)) vence a Factor Bujutsu (Alberto (D) - Miki (I)) por 6-3/6-7(2-7)/6-4/6-2/4-3.

C.T. Coslada, pista 2.

Hubo público que iba y venía, ¡y hasta se paraban a ver el partido!

Día nublado en el que el sol ganaba terreno poco a poco. Con calor pero sin ser caluroso. Unos 28 grados.

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