viernes, 13 de julio de 2007

La salud es lo primero

El torneo de Wimbledon de este año nos ha enseñado una valiosa lección sobre el tenis, y casi por extensión sobre el pádel: los partidos no terminan hasta el último punto del último set. ¿Por qué digo esto? Porque técnicamente no me toca a mí hacer la crónica, ni siquiera habría que hacerla hasta no tener el partido terminado, pero juego con una panda de vagos, que ni cuentan los puntos, ni escriben dos frases, pero que quieren saber cómo va el partido y recocijarse al día siguiente con la narración de sus desventuras.

Ayer, bajo un sol de justicia que hizo mella en los jugadores, se disputó un emocionante partido. Hubo buenos puntos, muchos, muchos fallos, emoción, intriga y dolor de barriga (y no, no es una frase hecha).

En un lado de la pista, los Martínez, y en el otro Los Cuñados Ray-Ban, dispuestos a jugar. Como ahora mismo tengo mucho sueño y pocas ganas de escribir, seré breve. La clave del partido fueron los breaks: con juegos igualados que llegaban continuamente al deuce, el equipo que lograba un break se adjudicaba el set... salvo en el primer set, donde la pareja que mantenía su saque aseguraba el set. ¿A qué se debe tanta igualdad? Primero, al nivel exhibido, bastante alto desde hace un tiempo; y segundo, a la gran cantidad de imprecisiones, hecho que demuestran las estadísticas de dobles faltas y errores no forzados. Las bolas largas fueron la tónica habitual y los golpes en la red no eran definitivos (salvo un puñado de mates de Miki que no hacían más que dar por culo a los de la pista de al lado).

Con esta tónica, los sets se decantaban siempre por 6-2. El primero para los Martínez y los dos siguientes para Los Cuñados Ray-Ban. El comienzo del cuarto set resultaba favorable para los Martínez, que por primera vez ganaban sus saques con autoridad y presionaban el servicio de sus rivales. En ese momento, Víctor solicita su retirada aduciendo cansancio extremo y seguramente un principio de insolación.

Se podría haber intentado convencerle para al menos acabar el set, pero no queríamos que forzara la máquina y ser culpables de un posible cuñadicidio por inducción al juego de pádel extremo. Con un jugador matado, y los rivales achuchando, me aventuro a pronosticar que el set hubiese caído del lado de los Martínez, dejando el partido empatado y la polémica servida.

Entonces, Miki y Jesús cometieron la imprudencia de echar unos juegos face-to-face, porque después de todo, apenas hacía calor, apenas estaban cansados y apenas a Miki le dolía nada. Sin ánimo de ser subjetivo, el dominio del juego fue de Jesús, que sólo se cansaba recogiendo las bolas para que Miki sacara. Al final, con 5-5 tras un deuce eterno, Miki se lesiona (ya no se hacen jugadores como los de antes) y la cosa se termina. Los Cuñados ganan por 2-0, es decir, dos lisiados a cero, lo que les da derecho a jugar el año que viene la Champions League Padeliana de la Red de Hospitales Españoles.

Se puede intentar reanudar el partido otro día o dejar que Los Cuñados se regodeen con un triunfo (si es que así se le puede llamar) pírrico. Del mismo modo, los Ironmen Martínez (ya hay mote), puede meterse con la panda de mierdecillas que tienen como rivales, que no aguantan más de una hora jugando. Todo dentro del más correcto fair play, por supuesto, que el pádel es un deporte de caballeros (entonces, ¿qué narices hacemos nosotros jugando todas las semanas?).


FICHA

Ironmen Martínez (Jesús (D) - Javier (I)) vs Cuñados Ray-Ban (Víctor(D) - Miki(I)) suspendido con 6-2/2-6/2-6/2-2 (0-2 en la cuenta de lesionados)
C.T. Coslada, pista 3
Había gente antes de las 18h, eso sí que es jugar con calor, con un par.

Creo que se batió el récord de calor, 34-35 grados por lo menos.

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