jueves, 17 de mayo de 2007

Tablas espectaculares

El partido de ayer parecía un partido ya jugado. Jueves, sólo una hora, calor, sequedad en el ambiente y cuatro jugadores que se tenían más que vistos: los Sevillistas (David y Jesús, la Pareja de Oro) y los Barbudos (Alberto y Miki). No obstante, desde el primer pelotazo se vio que la cosa iba muy en serio.

Los partidos de pádel se están pareciendo cada vez más a esas asignaturas chungas, que en cuanto faltas un día al siguiente estás completamente perdido. Es tan rápida nuestra progresión y ponemos tanta intensidad en los partidos, que un jugador nuevo tendrá que ponerse las pilas para no salir escaldado de la pista.

La progresión de los jugadores se nota en pequeños detalles. Los que antaño eran golpes imposibles, hoy forman parte de la rutina. Las devoluciones contra la pared del fondo ya son habituales, y ahí Jesús se está convirtiendo en un maestro, en calidad y variedad: de derecha, de revés, al fondo (algún día la mandará fuera), cruzadas, con globo, ajustadas, etc. Jugar en la red es lo normal, pero si las voleas no son ganadoras el voleador está vendido. Los mates ya no son definitivos: Miki domina el passing bajo las piernas, dejando que cruce su particular arco de triunfo, dé en la pared y así devolverla con su calma y clase habitual (dos veces en este partido). Bueno, sí hay mates definitivos, siempre que logres matar y con el bote mandarla fuera: Jesús lo consiguió cuatro veces y Miki otra, para martirio de los vecinos de pista. David se mueve en la red con soltura siempre que su hombro se lo permita. Y Alberto se juega passings demoledores desde el fondo de la pista.

La intensidad del partido de ayer destrozaría todos los amperímetros. El que en su día era el rajao convaleciente número uno, ayer se jugaba la piel mientras se rebozaba en la pista (más seca y lenta de lo habitual). Los gritos de Jesús (que no reproducimos para no herir la sensibilidad del lector) cuando fallaban atronaban en todo el C.T. Coslada. Alberto corría lo incorrible y David se lo jugaba todo, hasta la salud. Los jugadores acabaron más reventados en una hora de partido que los jugadores del EspaÑol (muahahaha) en la final de ayer. El calor hizo mella pero estamos ante cuatro competidores natos, que se hubieran arriesgado a una lipotimia si con eso logran un punto de break.

El desarrollo del partido respondió a la calidad presente en la pista. En el primer set la igualdad se hizo patente, con los jugadores defendiendo sus saques. La clave estuvo en la rotura de saque a Alberto con 3-3, que casi inmediatamente puso a los Sevillistas con 5-3 para a continuación rematar el set con el saque de Jesús, 6-4.
El segundo set permitió a los Barbudos recuperar el ritmo, logrando un break al saque de David y forzando mucho a los Sevillistas cuando les tocaba sacar. Esta combinación les permitió ponerse 15-40 y 5-2 con saque de Jesús, dos puntos de set. Pero Jesús sabe cuando hacer daño con su saque, ¡y vaya si lo hace! Logra el deuce y el 5-3. Con saque de Miki, los Sevillistas tienen dos puntos de break, la remontada es posible, pero Miki saca la coña, logrando un passing y un mate difícilmente realizables si no se dispone de grandes dosis de potra. La progresión sevillista se vio cortada y los Barbudos lograron el 6-3 con el que empataban el partido.
Y llega el tercer set. Misma tónica del segundo, con los Sevillistas un break abajo, a remolque. Pero una cosa está clara: no se rinden nunca, son las moscas cojoneras de las moscas cojoneras. A falta de dos minutos, los Sevillistas logran el break al saque de Alberto y empatan el encuentro, 4-4. Hay gente esperando, no hay tiempo de jugar otro juego en condiciones. Sí, vamos a seguir, dicen los enemigos de Gillette. Pues nada, a jugar. Los Barbudos consiguen romper el saque de David, 5-4 para ellos. 19,05h. Se acabó, dicen los anti-Wilkinson. ¿Ellos pueden forzar un juego y nosotros no? Ja. Jesús pregunta educadamente a los jugadores que esperan si se puede jugar un último juego. En principio él cree que han dicho que no y abandona la pista (fair play ante todo), pero no era así, por lo que todavía queda un apasionante último juego con el saque de Miki. Todo a favor de los Barbudos para rematar el partido. Pero en un alarde de coraje y fe que ríase usted de los del Madrid el otro día, los Sevillistas lograron un incontestable break, sacando fuerzas de flaqueza para correr bolas que cualquier ser cabal daría por perdidas. 5-5 y a casita.

Tal vez el empate sea el resultado que mejor refleja lo acontecido en la pista. "Empate moral" dicen unos, "victoria amoral" defienden otros. Nada mejor que una revancha para desempatar. El próximo jueves, la repetición de un partido irrepetible, con los mismos cuatro gigantes de este maravilloso deporte. Y esta vez... vale doble.

FICHA

Pareja Sevillista de Oro (Jesús (D)-David (I)) empatan con Barbudos (Alberto(D)-Miki(I)) por 6-4/3-6/5-5
C.T. Coslada, pista 2
Varios espectadores (con 'varios' digo más de uno) a partir del segundo set.

Día tórrido primaveral, 30 grados, poco viento. Ambiente muy cargado, mucha sequedad y concentración de polen (pobres alérgicos).

jueves, 10 de mayo de 2007

Rozando la perfección

Hay días en que un jugador se encuentra especialmente inspirado, cuando cualquier golpe suyo por increíble que parezca termina entrando de manera milagrosa. Dependiendo del jugador puede ser que ocurra más o menos frecuentemente. Lo que es menos probable es que dos jugadores se encuentren a la vez especialmente inspirados. Y si ya juegan en la misma pareja la probabilidad de victoria se acerca al 100%. Pues bien, ayer la Pareja Espartana estuvo excesivamente inspirada y barrió de la pista a los Martínez (padre e hijo).

La Pareja Espartana desplegó un juego casi perfecto, muy agresivo, con gran velocidad en la pista y subidas continuas a la red, llevando siempre la iniciativa del punto. Miki barría desde la red, mientras Jesús mostraba su ya sólido saque conjuntado con los golpes cortados profundos y de gran potencia. Sus rivales sólo pudieron aguantar el chaparrón, esperando una fisura a la que atacar. Cuando los Martínez vislumbraban alguna esperanza, Jesús sacaba el arma que nunca le falla (nunca caminará solo): la coña extrema, la que duele, la que cabrea... la que mola (si vas en su equipo, claro).

No obstante, el inicio del partido no anunciaba la tormenta espartana. En los cuatro primeros juegos nadie logró salvar su servicio y la cosa se puso en un igualadísimo 2-2. A partir de ahí, negros nubarrones se plantaron sobre un lado de la pista, mientras los espartanos jugaban a placer bajo un sol de justicia. Para empezar, seis juegos seguidos para plantarse con 6-2 y 2-0 en el segundo set. Los Martínez que intentan revolverse, pero es inútil: otro 6-2 en el segundo y 5-0 en el tercero. El resto es anecdótico. Sólo decir que Javier, el Guti del pádel (por su calidad), jugó nuevamente de Guti, pero cuando hace de Gutiérrez: en los cuatro sets no ganó su servicio ni una vez, la pista se le quedaba pequeña (y por eso las mandaba todas fuera) y no lograba sobrepasar a los espartanos en la red. No es la labor de este cronista atizar de esta manera a un jugador, pero desde aquí esperamos que recupere el nivel que ha mostrado en otros partidos. De paso se llevó dos pelotazos y estuvo a punto de seccionarse la oreja derecha unas cuantas veces al intentar un mapa. Tal vez sea una especie de Justicia Cósmica: si los espartanos atesoraron en la pista grandes cantidades de coña y calidad, alguien debía ejercer de contrapeso.

¡Joder, hoy se me van todas fuera!

El Partido del Año no fue tal, salvo quizá por una de las partes. No obstante, la Pareja Espartana reta a cualquiera la próxima semana, mismo lugar, misma hora. ¡¡¡AU!!!

FICHA

Pareja Espartana (Jesús (D)-Miki (I)) ganan a Martínez Family (Javier(D)-Carmelo(I)) por 6-2/6-2/6-2/6-2
C.T. Coslada, pista 2
Un espectador, que se tragó atentamente los dos últimos sets

Día primaveral y muy muy caluroso, casi 30 grados. Sólo se jugó una hora.

martes, 8 de mayo de 2007

Previa del Partido del Año

Desde hace un tiempo este humilde blog narra las aventuras y desventuras de un puñado de pirados en una pista de pádel, que cada semana juegan un partido que perfectamente se podría denominar El Partido del Año. No obstante, y sin ánimo de minusvalorar al resto de jugadores, el encuentro que se va a disputar el próximo jueves merece, a priori y sin duda, el calificativo de Partido del Año.

¿Qué tiene de especial este partido para ganarse dicho apelativo?

En primer lugar el momento. En plena primavera y con calor, mucho calor (las previsiones dicen que se rozarán los 30 grados a la hora del partido). Se acabaron esos sufridos (pero emocionantes) partidos jugados con guantes, medio nevando, con la pista resbaladiza por las lluvias,... El jueves, las condiciones atmosféricas serán las ideales para que los cuatro titanes de la pista expriman sus cualidades al máximo.

Luego están los jugadores. Cuatro ni más ni menos. Miki, el rajao, que se aventura a jugar un partido medio normal tras más de tres meses de inactividad. Su desempeño en la pista estará en mayor medida determinado por sus miedos internos. Le sigue Víctor, jugador de gran clase y potencia, que se encuentra especialmente motivado tras su baja de última hora en el accidentado triangular que nunca fue. El tercero es Javier, capaz de atesorar la mayor calidad en la pista (y de ponerla en juego), aunque algo irregular y con una sospechosa tendencia a la marrullería. Y el último en discordia, Jesús, que arrastra las dudas de su lesión londinesa, pero que tiene una mentalidad y fuerza de voluntad difícil de igualar (gran parte de dicha lesión es producto de esa fuerza de voluntad).

Miki y Víctor forman una pareja muy compenetrada, con un juego complementario y una gran variedad de golpes. Su mayor handicap puede ser precisamente la inactividad. Por otro lado, Javier y Jesús forman un dúo demoledor siempre que sean capaces de solventar sus desavenencias a la hora de jugar.

La verdad es que el partido promete, podría ser el Partido del Siglo pero no lo es. ¿Por qué?

Básicamente porque sólo se jugará una hora. Es decepcionante, como disparar con balas de fogueo o jugar sin negra al billar. Miki, el rajao, sólo se atreve a jugar una hora (no dice nada de jugar varias veces a la semana una hora, pero ésas son otras cuentas). En una hora sólo da tiempo, como mucho, a jugar un partido a tres sets y hay jugadores, como Jesús, que dan lo mejor de sí mismos a partir del tercer set. Otro factor son las lesiones de los jugadores, que aunque supuestamente solventadas, pueden aparecer y deslucir el partido.

A todo esto hay que añadir, que estamos hablando de la previa del partido, igual al final resulta ser un fiasco y una pareja gana con extraordinaria facilidad a la otra. Entonces tocaría hablar de la Decepción del Año.

Pero no seamos negativos y pensemos en el partidazo del jueves. Esperemos que sea el primero de una larga serie de Partidos del Año. Desde aquí animo a todo el mundo a que asista como público para animar (o abuchear) a sus jugadores preferidos.